El Humor
El conferencista que utiliza el humor no cuenta solo chistes.
Utiliza el humor para ilustrar efectivamente su mensaje. Un humor subido de tono, vulgar, con contenido sexual o relacionado con funciones del cuerpo no tiene lugar en una conferencia científica.
Si usted es una persona que en su vida diaria no sabe contar chistes no utilice el humor en sus presentaciones.
La utilización del humor dependerá del estado de ánimo del auditorio, si éste se encuentra alegre es posible que usted pueda usar el humor, pero usar el humor no significa ser comediante.
Aunque los temas científicos son serios, un poco de humor puede variar el ritmo y significativamente añadir a la reacción favorable del auditorio y hacer que su conferencia sea memorable.
Sin embargo, no se sobrepase, pues no es el momento de debutar como cómico.
El arte de usar el humor en las conferencias es simplemente eso, un arte. Un arte que no debe ser tomada a la ligera, pero que debe ser aplicada con mucho cuidado.
Su auditorio juzgará su conferencia, sea que usted utilice el humor o no. Si usted puede entretener mientras enseña, entonces mucho mejor.
Sin embargo si utiliza el humor pobremente, usted le puede hacer un daño irreparable a su causa.
En otras palabras, un humor pobremente manejado en una conferencia puede dañar o destruir su credibilidad.
La utilización del humor en las presentaciones científicas o cualquier otra forma de oratoria puede ser beneficiosa tanto para el auditorio como para el dictante.
Aquel dictante que puede lograr utilizar el humor efectivamente para captar la atención y entretener a su auditorio posee un don valioso.
A usted se le agradecerá por suministrar una risa de corazón, una risa que tiene efectos terapéuticos en los oyentes. Y usted será recordado, se hablará de usted y su reputación de un verdaderamente gran dictante mejorará y se correrá la voz.
Para cualquier persona que deba hablar en público, el humor es una herramienta indispensable y de mucho valor para poder lograr impacto, es decir, lograr que el mensaje sea transmitido.
Ahora, usted se preguntará: ¿Por qué usar el humor? Existen múltiples razones. Como he mencionado, su auditorio disfrutará lo que usted tiene que decir si su conferencia se presenta con humor.
Pero más importante, si usted se encuentra en una situación donde se deben presentar ideas importantes y tal vez controversiales a mentes menos que abiertas, el humor permite que esas ideas sean presentadas de una manera no amenazadora.
Abraham Lincoln era famoso por su habilidad de relatar situaciones humorísticas para lograr establecer su punto de vista. El humor utilizado con cuidado a través de una conferencia mantendrá muy alto el interés del auditorio.
Usted tiene que aprender a utilizar el humor para reforzar argumentos, apoyar presentaciones interesantes y lo más importante, entretener en una forma positiva y edificante.
Pero hemos estado discutiendo sobre el humor sin haberlo definido. ¿Qué es exactamente el humor?
El humor ha sido definido como "la facultad mental de descubrir, expresando o apreciando lo ridículo o absurdamente incongruente". Ridículo es un adjetivo que significa divertido o reíble a través de lo obviamente absurdo, incongruente, exagerado o excéntrico. ¿Qué es incongruente? Es algo que le falta congruencia, inconsistencia dentro de sí mismo.
Bueno, luego de que usted sabe lo que es humor, déjeme sólo decir que el humor es una forma de expresión que tiene la intención de despertar la diversión.
Lo chistoso o ingenioso se define como "el poder de evocar la risa a través de comentarios que muestran gracia o ingenuidad y rápida percepción, especialmente de lo incongruente".
Sinónimos de chistoso son: humor, ironía, sarcasmo, sátira, gracia, agudeza, ingenio, chispa, que son modos de expresión que tratan de evocar la diversión.
Cualquier persona cuya misión sea la de hablar en público o a un grupo de individuos, para compartir información o para motivar, podría utilizar el humor para vigorizar su mensaje y mejorar la recepción de éste por su auditorio.
Estoy seguro que usted ha conocido personas que no saben contar un chiste, aún si sus vidas dependieran de ello. La persona que le irá mejor utilizando el humor es aquella que ve la vida con ingenio humorístico.
Considero que la habilidad de ver el humor en la vida es uno de los más importantes valores usted podría tener como dictante.
Se requiere de gran habilidad y un poco de talento natural para realmente aplicar el humor efectivamente. Aunque usted pueda aprender a utilizar el humor y lograr hacer un trabajo más o menos bueno, la utilización del humor en las presentaciones y conferencias científicas no es para todo el mundo.
Creo que cualquier persona puede usar el humor efectivamente, una vez que halle el tipo de humor que vaya con su estilo de conferencia. Recuerde que no estoy buscando que usted se convierta en un cómico, sino por un individuo que pueda estudiar y aprender a aplicar el humor en sus conferencias.
El humor, tan útil para transitar por la vida, no sólo es un excelente medio para distender el auditorio, sino también para recrear su atención. En algunos casos, permite salir airoso de situaciones tensas y embarazosas, ya sea atenuando ciertos estremecimientos, reenviando una objeción o una pregunta indiscreta, rebatiendo argumentos del que se pone pesado, eludiendo con una salida ingeniosa la respuesta a una pregunta comprometedora o indiscreta.
Se puede provocar gran daño si trata de usar el humor en una situación importante y falla. Su credibilidad como experto en su campo, podría ser cuestionada si usted cuenta un chiste tonto a un auditorio inteligente.
De manera que tome el humor seriamente. Practique religiosamente, sobreaprenda su material y asegúrese absolutamente de que el humor que utiliza es relevante a su tema y es apropiado para su auditorio.
Empleo del Chiste y de la Ocurrencia: Formas y Oportunidad
El empleo del chiste o de la ocurrencia depende de varias circunstancias. Tienen la bondad de quebrar la monotonía de la conferencia.
Hacen que la relación se vea favorecida con matices atractivos y simpáticos que le darán el equilibrio necesario para cuando lleguen los asuntos importantes.
Permiten soportar las partes áridas que muchas veces son insalvables. Distienden al público haciéndole permeable para la recepción de ideas esenciales.
Pero todo esto debe ser empleado con la cautela y cuidado de no hacerlo sino en los momentos precisos. Es obvio decir que estarán condicionados por el tema, por las habilidades del que habla, por la fuerza motivadora de su contenido, por la novedad, por las costumbres del lugar y por el público que habrá de recibirlo.
Como el tema de una conferencia o presentación científica tiene que desarrollarse dentro del marco conveniente, la selección del chiste o de la ocurrencia no estará exenta de dificultad. Es por esto que no se pueden dar normas sobre la forma más afortunada de expresarlos o de elegirlos. Por tal razón, me veo precisado a sugerir unas recomendaciones de tipo general, que resumo como sigue:
- Tiene que ser "amable". Lo que equivale a no ser temido.
- Tiene que ser breve y formulado a tiempo.
- No versar sobre raza o religión.
- El humor debe ser autoinfligido, es decir, tener como referencia al que habla.
- Si habla a personas jóvenes no ponerse a "su nivel" o intentar ser uno de ellos.
El uso del chiste o la ocurrencia no es esencial en las conferencias o presentaciones científicas y sólo son un auxilio para los que saben emplearlos.
Tienen que poder insertarse con comodidad en los lugares adecuados. Esto significa que no sólo deben adaptarse bien al fondo del tema, sino también "amoldarse" para ser útiles al público que los reciba.
En este sentido, cabe afirmar que si el chiste o la ocurrencia no han producido el efecto deseado, no hay que intentar "salvarlos". Es preferible dejarlos "morir" y seguir adelante.
Quiero señalar como muy útil que el humor sea "propio" y vaya directo al asunto. Esto requiere la necesidad de ponerse a prueba, empleándose a fondo en reuniones sociales con diversos grupos de personas.
Si la norma regular es el fracaso, quizá no convenga usar el humor al hablar en público.
Cuando alguien intenta hacerse el gracioso es como si se aproximara a una zona de arenas movedizas. Pronunciar una frase cómica, contar una anécdota con la que se espera provocar una carcajada, introducir un comentario ingenioso en un tema serio son situaciones muy arriesgadas para un dictante que no sea jocoso por naturaleza o inclinación.
El humor es un animal delicado. Cuando lo utiliza alguien que en su vida normal no suele exhibir esa tendencia, se convierte en un animal salvaje que obstaculiza el desarrollo de una conferencia sensata.
Cuando se utiliza el humor, hasta los profesionales del habla pueden fallar y lo que resulta cómico en la boca de una persona puede no ser cosa de risa en la de otra.
De todos modos, el humor es una cualidad atractiva. El mejor humor es el humor espontáneo, consistente no en anécdotas o chistes, sino en comentarios derivados del mismo tema de la conferencia, o bien de algo que se ha dicho o hecho en su desarrollo y tienen que ver con el estado de ánimo del auditorio.
Ingenio y Humor
El hecho de reír con el auditorio crea una atmósfera de complicidad que hace que la conferencia sea seguida con mayor atención. Por otro lado, un golpe de humor ayuda a asimilar el contenido, que se recordará mejor, y a distender un momento aburrido.
Sin embargo, tiene su riesgo. Se espera una reacción positiva del auditorio que si no se da puede desanimar al dictante.
Vuelvo y repito hay que tener mucho cuidado con los chistes.
Alguno puede molestar al auditorio y, contados a destiempo o fuera de contexto, pueden arruinar su efecto e, incluso, toda la presentación.
Hemos de tener mucho cuidado con los personajes que incluimos, pueden resultar poco gratos al auditorio.
Los chistes mejor preparados e hilvanados pueden pasar desapercibidos en cualquier momento.
Cuanto más larga sea la conferencia o más serio el problema tratado, más necesario será utilizar el humor o el ingenio para solazar al auditorio.
El humor debe adaptarse al público y a la ocasión, especialmente el chiste colorado, grosero o vulgar. No hay excusas para lo obsceno.
Procuremos evitar alusiones o burlas que puedan molestar a alguien del auditorio. Si acaso, podemos hacer chistes sobre nosotros mismos.
La exageración puede, en ocasiones, ser un recurso válido para el humor.
Si vamos a dar muchas charlas, es aconsejable acumular material de libros, recortes de periódicos, anécdotas, etc.
Cuando empleemos algún detalle humorístico, no lo anunciemos al auditorio como algo muy divertido, pues pueden esperar algo más de lo que vamos a ofrecer.
Tras el golpe de humor debemos hacer una pausa pero, seguidamente, reanudar el hilo de nuestra conferencia quitándole importancia a éste.
Por último, si no estamos seguros del efecto de un chiste o una anécdota es mejor no contarlo.
Mejor que un chiste funcionan los comentarios ingeniosos autorridiculizándonos o atacando a un enemigo común.
Siempre que sea posible, podemos recurrir al humor ajeno y si este viene reflejado de forma gráfica, de manera que sólo mueva a la sonrisa, es más conveniente.
Los humoristas gráficos son una fuente interesante para romper la monotonía de una conferencia y servir de pie para algunas afirmaciones, romper el hielo, dar entrada a un apartado nuevo o facilitar una conclusión.
Para contar un detalle de humor o un chiste conviene tener algunas precauciones como:
- No disculparnos previamente por nuestra escasa gracia.
- Alabar o ponderar en exceso el resultado del chiste o la conclusión.
- Imitar a humoristas famosos.
- Procurar no equivocarnos al contarlo o contarlo al revés.
- Asegurarnos de que es un chiste adecuado a las circunstancias o al público.
1 comentario
Roselio Camacho -
Gracias por ser el primero
que reconociste mi trabajo.
Te espero en mi blog