Hablar en Público
Toda persona que se ve en la necesidad de hacer una presentación de cualquier tipo, tiene que hablar en público.
Cuando las personas tienen que hablar en público generalmente manifiestan que lo que más le importa es, sobreponerse a su nerviosismo, aprender a pensar estando de pie y hablar con confianza y facilidad delante de cualquier auditorio.
La mayoría de las personas, no importan cuan a menudo hablen en público, sienten cierta turbación momentos antes de comenzar, pero pocos segundos después, esa turbación desaparece. La tensión emocional siempre es positiva si no es excesiva. La adquisición del valor y de la confianza en sí mismo, y la facultad de discutir con calma y claridad mientras se habla a un auditorio, no presenta un décimo de la dificultad que la mayor parte de la gente supone.
Para algunos, la presencia de un auditorio es un estímulo, una inspiración que obliga al cerebro a trabajar con mayor despejo y agudeza. Para otros, es motivo de ansiedad y nerviosismo.
Es harto probado que lo único que puede ayudar a desvanecer el temor al auditorio y darnos por siempre valor y confianza en nosotros mismos es el adiestramiento y la práctica.
El primer método, el único método, el método que nunca falla para desarrollar la confianza en nosotros mismos cuando hablamos en público, consiste en...hablar. Ya que el modo más seguro para aprender a nadar es lanzarse al agua.
¿Quién no tiene que hablar en público? Es muy difícil no tener que hacerlo alguna vez. Imposible si se trata de una persona que tiene que hacer algún tipo de actividad social y profesional. De una manera general se podría decir que para participar en la vida social hay que saber comunicarse.
De esto resulta clara una cuestión: todos necesitamos aprender a hablar en público...y necesitamos hacerlo bien.
Bueno, si la mayoría de las personas tienen que hablar en público la pregunta obligada es ¿cómo aprender a hablar en público? Para esto no existe una “receta” como en el arte culinario, pero sí algunas sugerencias que pueden ser de mucha utilidad. Lo esencial, como mencionamos anteriormente, es aprender haciendo: ¡lanzarse al agua! Por lo general la gente sabe “qué decir”, el problema se plantea en relación al “cómo organizar las ideas y cómo decirlo”.
En ese sentido las técnicas de expresión y de comunicación sirven para potenciar la capacidad de transmitir bien lo que se sabe. Dicho de otra manera: de lo que se trata es de “aprender a decir” lo que sabemos y esto implica el aprendizaje de habilidades específicas que aquí denominamos técnicas de comunicación oral.
Diferencia entre Comunicación y Expresión
No es lo mismo comunicación que expresión.
Comunicarse bien es más difícil o por lo menos más complejo, que expresarse bien.
Por otro lado una buena expresión puede no producir una buena comunicación.
Expresar es manifestar los pensamientos, actitudes o sentimientos por medio de la palabra, de los gestos o de los comportamientos.
Este término proviene del latín expressus que significa exprimido, salido.
Ahora bien, esta idea de hacer salir no implica, necesariamente, que esa exteriorización sea captada o sea recibida por el otro o los otros.
Comunicar, en cambio, es siempre un enlace entre dos puntos, es tener correspondencia unas personas con otras. Es transmitir y recibir; la comunicación es siempre cosa de dos.
Esta palabra proviene del latín comunicare que significa hacer común, compartir.
Para que se dé un proceso de expresión, basta con que haya transmisión, sin que el emisor atienda las incidencias de la recepción; en cambio, para que se dé una comunicación debe existir además la recepción de lo que se transmite.
Por lo tanto aquí no me preocupo tanto a enseñar a hablar con fluidez y buena sintaxis (saber expresarse), sino a proporcionar algunos elementos que sirvan para comunicarse ante un auditorio, mediante el uso de la palabra, el gesto y con el apoyo de ayudas visuales.
No cabe duda que, cuando mejor se expresa alguien, tanto mejor, sin embargo, el énfasis está puesto en el hecho de la comunicación.
La Capacidad de Hablar en Público
¿Es Innata o Adquirida?
Esta cuestión se discutía mucho en otros tiempos, hoy se considera una controversia no significativa. Son muy pocos los que sostienen que las cualidades de oratoria son innatas. O por el contrario, casi nadie afirma que se llega a serlo con el mero hecho de capacitarse para ello.
Existe un acuerdo bastante generalizado de que la capacidad de hablar en público es una combinación de lo innato y lo adquirido, es un don y es un logro.
Es un don, porque no se puede negar que ciertas cualidades o dones naturales, predisponen a determinadas personas a la oratoria o palabra pública: seguridad en sí mismos, rasgos más o menos simpáticos, el timbre o potencia de la voz, la prestancia del cuerpo, el aplomo o audacia y, sobre todo la vitalidad y el entusiasmo, son cualidades que ayudan a transformarse en un buen orador.Por otro lado, si se adolece de graves deficiencias, sobre todo en la expresión verbal, difícilmente se puede lograr un pleno desarrollo en la capacidad de comunicación oral. Sin ninguna disposición innata no se puede llegar a ser un buen orador.
Y es un logro, porque si bien ciertas cualidades son necesarias, no son por sí mismas suficientes: Hay que hacerse orador. En ninguna persona existen condiciones innatas para la oratoria solo sujetas a la maduración. Por muy destacadas que sean esas cualidades, siempre es necesario hacer un esfuerzo para prepararse. Hablar bien en público tiene mucho de arte como también tiene de ciencia. Pero para llegar a ser un buen conferencista, hay dos condiciones fundamentales que pueden ayudar mucho, y son dos condiciones que están más allá de las técnicas de comunicación oral:
- Tener personalidad madura, activa y productiva, capaz de autoexpresarse.
- Tener algo que decir acerca de un tema, con el cual se está compenetrado, mejor todavía, si se está implicado en él.
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