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Comunicación con Poder...y Punto

El dichoso "Miedo Escénico"

El dichoso "Miedo Escénico" "Los héroes y los cobardes sienten el mismo miedo, solo que los héroes reaccionan ante el miedo de forma diferente"

Cus Damato.

Si usted es de las personas que cuando tiene que dar una presentación (conferencia, cátedra, disertación, etc.) al ponerse frente al público le tiemblan las piernas, se le bloquea el cerebro y no puede hablar y cree que lo que va a decir resultará lo más tonto que jamás usted haya dicho; entonces usted tiene miedo escénico. Según algunas estimaciones, el miedo de hablar en público es el número uno de todos los miedos, por encima del miedo a la muerte. Nueve de cada diez personas tienen algo de miedo o ansiedad al enfrentarse a la necesidad de hablarle a un grupo de personas.

El miedo escénico supera al miedo a los aviones, a las culebras y a las alturas. Algunas personas evitan completamente las presentaciones, con lo que limitan sus posibilidades de éxito o crecimiento profesional. Otras lo hacen cuando se les pide, pero se muestran nerviosos y cohibidos. Esto reduce su eficacia.

Tenemos miedo al miedo porque si no lo manejamos, nos inhibe para correr riesgos, nos impide llevar ideas innovadoras a la acción y hacerlas realidad, impide pensar con creatividad y claridad, puede llegar a paralizarnos, y nos genera la mayor parte del estrés que experimentamos.

Aunque tener miedo es común, es algo aprendido. Es una emoción con la que hemos sido educados. Un niño nace con tan solo dos temores naturales: el miedo a caer y a los ruidos fuertes.

La cultura, la familia y los gobiernos utilizan el miedo para instruirnos y controlarnos. Generalmente lo utilizan de manera incorrecta y esto nos condiciona a temores enfermizos.

Si reconoce que casi todos los miedos, incluso el miedo a la muerte, son aprendidos, le tengo una buena noticia: ¡puede desaprender lo aprendido!

Desaprender el temor conlleva un fuerte deseo a ser libres. Para ello debe desarrollar una voluntad de re-entrenamiento.

Muchas veces el miedo es construido infundadamente, a lo mejor exagerado hasta llevarnos a la parálisis. Cuando el miedo es construido por usted y alimentado con pensamientos fatalistas, puede, cambiando sus pensamientos, construir la posibilidad de salir ganando. Lo que hace falta es valor, disposición y preparación para enfrentarlos.

Otras veces el miedo es un aliado. Es quien le pone en alerta y le conduce con precaución por terrenos riesgosos.

El asunto no está en tener o no tener miedo. Radica en saber manejarlo.

Hace siglos que Cicerón consideraba al miedo escénico no solo como natural sino necesario: "a mis ojos, decía Cicerón, el orador, incluso el mejor, el que tiene la comunicación  más  fácil y mejor adornada, si no se intimida en el momento de tomar la palabra..., es un desvergonzado o poco menos".

El miedo se puede experimentar de muchas maneras distintas; puede sentirse como cosquilleo en el estómago, un latido rápido del corazón, corte del aliento, voz entrecortada, sudor en las palmas de las manos o algunas combinaciones de ellas. Lo importante es uno tomar conciencia de ello para hacer algo al respecto. El problema es que a veces no está consciente de estar asustado o no lo acepta. Entonces, está atrapado.

En el caso de las conferencias, el miedo escénico y el temor a hablar en público, vale decir que son miedos aprendidos y perfectamente superables. Claro, hay que prepararse. Usted tiene que aprender a manejar la actitud y las técnicas.

Para manejar la actitud:

Ø Identificar cuales son los mensajes internos que le hacen perdedor.

Ø Sustituir los pensamientos de perdedor por pensamientos de ganador.

Ø Contagiarse de un deseo profundo de querer hacerlo.

Ø Contactarse con los beneficios de hacerlo bien.

Ø Entender que el "sustito" nos asocia a la responsabilidad de hacerlo bien.

Ø Desarrollar la autenticidad, la congruencia y la honestidad en uno.

Ø Focalizar en sus dones y cualidades, en sus otros éxitos y logros.

Ø Preguntarse ¿qué es lo peor que puede pasar? Y si llegara a pasar ¿qué puede hacer?

Lo mejor es reconocerlo, aceptarlo y ser empático consigo mismo, detenerse y escucharse para prepararse ante eso que no se siente preparado. Busque un modelo, observe, pida ayuda. Hágase cargo de la situación y no permita que el miedo lo maneje a usted. Maneje usted su miedo. Si no, es probable que lo temido, sea lo que suceda. Las personas que tienen miedo escénico pueden experimentar toda clase de síntomas característicos de los miedos ya mencionados: palmas de las manos sudorosas, pulso acelerado, pérdida de memoria y hasta dificultad para respirar.

Muchos dictantes o conferencistas famosos han admitido libremente que han tenido miedo escénico y que se han puesto nerviosos frente a un auditorio. Un gran orador dijo alguna vez "Hay dos tipos de oradores: aquellos que son nerviosos y aquellos que son mentirosos y no dicen que son nerviosos."

Todo el mundo, aún el más experimentado de los charlistas, tiene miedo escénico. Para reducir su miedo, usted debe asegurarse que se ha preparado completa y apropiadamente antes de la presentación.

La apropiada preparación y ensayo puede ayudar a reducir su miedo en un 75%. Las técnicas de respiración y relajación pueden ayudarle a reducir este miedo en un quince por ciento adicional. Su estado mental constituye el diez por ciento restante.

En el año 2000 tuve la oportunidad de asistir y participar en el XII Congreso Latinoamericano de Odontología Pediátrica que se celebró en Santiago de Chile. Cuando llegó el momento de presentar mi conferencia y subí al podio mis piernas parecían de mantequilla, era un tembleque que pensé que me iba a caer. Inspiré. Miré a Lesbia mi  compañera, a mi hija Aurora, a mi colega y amigo Freddy y a mis alumnas que formaban parte del auditorio. Cogí fuerzas. Volví a inspirar profundamente y me relajé. Convertí el nerviosismo en energía positiva. Me ayudó a tener valor y ganar confianza en mí. La presentación que hice fue impactante y dinámica. Me sabía muy bien el tema y  había preparado y ensayado cuidadosamente mi presentación.

Evite la utilización de estimulantes artificiales para reducir su miedo ante el público, ya que esta forma de ninguna manera resuelve el problema porque elude profundizar en la raíz del asunto.

Si su miedo es obsesivo es preferible que visite a un profesional de la conducta para que le ayude. El profesional de éxito no evita el camino que puede favorecer su crecimiento.

A continuación le presento una lista de sugerencias que usted puede utilizar para reducir su nerviosismo de hablar en público.

La primera y más importante de todas es la preparación. Hay que aplicar lo que he llamado la regla PAPEME (Preparación Anticipada Previene El Miedo Escénico). Nada lo relajará más que el dominio del tema y la preparación apropiada anticipada.

La lista de sugerencias es la siguiente:

Conozca el lugar donde hará la presentación.

Conozca a su auditorio.

Domine el tema.

Aprenda a relajarse.

Imagínese dando la presentación.

El auditorio quiere que tenga éxito.

No se excuse por estar nervioso.

Concéntrese en su mensaje.

Convierta el nerviosismo en energía positiva.

Gane experiencia.

Conozca y estudie el lugar donde se dará la conferencia o conferencia. Llegue temprano y camine alrededor de la sala incluyendo la tarima, podio o tribuna. Párese frente al atril y hable por el micrófono (¡no sople ni diga un, dos, tres...probando, por favor!, sea original); recorra con su vista todo el salón. Determine la amplitud de la sala.

En caso de que falle el micrófono compruebe si puede prescindir de él, averigüe si se va a  utilizar un micrófono inalámbrico, lo cual es ventajoso pues da mayor libertad de movimientos. Siéntese en los asientos donde va a estar el público. Camine desde el lugar en que usted va a estar sentado hacia  el podio. Si es posible reciba a algunos de los participantes del auditorio a medida que llegan y hable con ellos. Es más fácil hablar a un grupo de amigos que a un grupo de extraños.

Si necesita de un equipo especializado para hacer su presentación asegúrese que esté disponible. Si su presentación es con proyector de diapositivas verifique otra vez de que las diapositivas se encuentran orientadas apropiadamente en el carousel.

Asegúrese que el botón de enfoque trabaja adecuadamente y determine quién es el encargado de avanzar las diapositivas.

Verifique que el control trabaja apropiadamente (avance, retroceso, foco).

Si su presentación es computarizada haga un mini ensayo en el salón. Compruebe y verifique su equipo varias veces.

Recuerde que es su presentación y usted desea que todo quede bien, de manera que si necesita ayuda con el equipo, solicítela.

Es mejor pedir ayuda anticipada que durante la presentación. Siempre determine quien es el encargado de manejar los equipos.

Compruebe que todos los accesorios que va a necesitar estén presentes: tizas, borrador, marcadores, control y especialmente un puntero. Si es un puntero láser, verifique que tenga baterías y que trabaje apropiadamente. Si utiliza un control/mouse remoto en una presentación eléctronica puede obviar el uso del puntero.

Si no esta familiarizado con el material que va a presentar o si se siente incómodo con éste, su nerviosismo y ansiedad se incrementarán. Practique  con días de anticipación su presentación o conferencia y revísela hasta que la pueda presentar con facilidad.

Aprenda a relajarse. Una de las mejores formas de relajación y de disminución de tensión es haciendo ejercicios. Siéntese cómodamente con su espalda derecha. Aspire lentamente, aguante la respiración por  cinco segundos, y entonces exhale.

Para relajar los músculos faciales, abra su boca y ojos ampliamente y luego ciérrelos apretadamente (¡en privado, por favor!).

Antes de una conferencia evite comer o beber en exceso, pues se sentirá pesado y le restará agilidad y reflejos. La energía que necesita para hacer una buena presentación y concentrarse en su mensaje tendrá que utilizarla en el proceso de la digestión.

Si usted es fumador como yo (dinosaurios del siglo XXI) evite fumar por lo menos quince minutos antes de su presentación. Después de fumar beba un buen vaso de agua y recuerde ir al baño antes de hablar a su auditorio.

No tenga miedo en insistir en tener unos pocos minutos a solas antes de la presentación, lo corriente es de 15 a 30 minutos.

Si usted tiene que cumplir con un itinerario o un horario estricto, asegúrese de que tenga tiempo para prepararse. Use este tiempo para reexaminar sus materiales, y las frases introductorias y concluyentes de su presentación.

No permita ser distraído por los miembros del auditorio que quieran hablar con usted.

No espere hasta último momento para ir al baño, y recuerde inspeccionar su apariencia, incluyendo la cremallera (el zíper), los botones, su chaqueta o saco, corbata, accesorios, prendas, labios (las mujeres) y cabello antes de reaparecer en público. 

Imagínese caminando con confianza hacia el podio a medida que el auditorio le aplaude. Vislúmbrese hablando con voz alta, firme y segura. Cuando usted se ve teniendo éxito, usted tendrá éxito. Visualice su presentación tantas veces como le sea posible, con los más mínimos detalles que quiera ver realizados.

Nunca pida perdón en una conferencia. No se excuse por estar nervioso. La mayoría de las veces su nerviosismo no se nota para nada. Si usted no lo menciona nadie lo advertirá. Si usted pide excusas por su nerviosismo o se excusa por cualquier problema que usted crea tiene su presentación, lo único que está haciendo es llamando la atención hacia éste. Si se queda callado es muy probable que nadie lo descubra.

Se supone que esta presentación representa su mejor esfuerzo, si se excusa, quiere decir que usted no hizo su trabajo apropiadamente.

Concéntrese en su mensaje no en el auditorio o público. Sus sentimientos de nerviosismo se disiparan si concentra toda su atención alejada de su ansiedad y se centraliza en su mensaje y en las personas que lo recibirán. Cuando usted compra un periódico no repara en el vendedor. Es la noticia lo que quiere. El mensaje, aquí está el detalle. Recuérdelo siempre. Apréndalo hasta conocerlo como la palma de la mano. Crea en él de todo corazón. Hágalo así, y será dueño de las circunstancias  y señor de sí mismo.

La misma energía nerviosa que causa su miedo escénico puede ser transformada en vitalidad y entusiasmo. No se ponga nervioso pensando que se va a poner nervioso. Algunos grandes autores afirman que el miedo es estimulante, despierta la mente y la lengua y desarrolla la sensibilidad de los centros nerviosos, adaptándolos a las necesidades del momento.

Procure que ese estremecimiento del corazón que le provoca el tener que hablar frente a un auditorio, le ponga en marcha ese misterioso mecanismo que lubrica la mente y que prepara las palabras para que se deslicen sin esfuerzo desde sus escondites  y se ordenen en un lenguaje coherente que le permita empezar a hablar.

La experiencia incrementa la confianza que es la llave de una conferencia efectiva. La mayoría de los charlistas principiantes encuentran que sus ansiedades disminuyen después de cada una de las presentaciones que exponen.

Cuanto más habla uno en público, tanto mayor es la seguridad profesional que se adquiere. Y es cierto también lo contrario: Cuanto menos habla, tanto más se oxida. Con la práctica se logra la perfección.

Si el miedo escénico causa que usted se prepare más, entonces ese miedo puede ser su propio antídoto. Recuerde: "aquel que falla en prepararse se está preparando para fallar". De manera que Prepárese, Prepárese, Prepárese

De una cosa estoy seguro: de que el adiestramiento y la ejercitación harán desvanecer el temor al auditorio, instaurándose por siempre la confianza en uno mismo.

El dictante principiante descuida con mucha frecuencia este aspecto. ¿Cómo vamos a poder enfrentar los fusiles del miedo y los cañones del nerviosismo si en la batalla los enfrentamos desarmados?

Nuestra principal arma será una preparación total, textual y rigurosa. La calidad de su presentación disminuirá en proporción directa al tiempo que no haya dedicado a esta especial labor de la preparación.

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